A lo largo de la vida experimentamos situaciones en las que, como me gusta decir, nos enfrentamos a nuestras "sombras". A ese momento en que nos vemos a nosotros mismos sin filtros ni caretas, en que enfrentamos dilemas, confusiones y problemas que nos mueven el piso. Cada uno, por supuesto, a su propia escala, a su propio ritmo y siendo todas 100% válidas.
Existen personas que pueden ver estas sombras y hacerles frente. A otras les cuesta aceptarlas, tratan de evitarlas y quizá ocultarlas bajo la alfombra. Así como también están aquellas personas que las niegan y bloquean. Una vez más, todo es válido porque cada uno actúa de manera diferente a las situaciones que vive.
El punto es que mientras no veamos de frente nuestras sombras, reconociéndolas, asimilándolas y entendiéndolas, no podremos trabajarlas y sanarlas, por lo tanto nunca podremos ver la luz que encierran. Porque, a fin de cuentas, si lo piensas: para que haya luz, debe haber oscuridad, sino no sabríamos que ésta existe.
La vida está llena de matices, lo sabemos, no todo es siempre luz o sombra. Siempre hay una mezcla, pero el balance de dependerá de cada uno. Y es ahí donde te invito a preguntarte: ¿cómo lo vives tú?
Imagino contestaste automáticamente a la pregunta, pero sabes, detente un momento, respira un par de veces y vuelve a preguntártelo, pero ahora desde el corazón, desde la tranquilidad y no del apuro o la costumbre de seguir leyendo un artículo... ¿Qué respuesta fluye ahora? ¿La mismo? ¿O algo diferente?
Mirar nuestras "sombras" es atreverse a preguntarse ciertas cosas con calma y honestidad, y estar abiertos a las respuestas que surjan. Es dar ese paso que sabes te cambiará, de una u otra forma.
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